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17 junio, 2008

Alicia no vivía en el país de las maravillas (Cuento mio)

Su rostro, con una sonrisa que la identifica, no muestra su verdadero aspecto. Muy dentro de ella sabe que la depresión es constante a raíz de todos los problemas que sufrió. Alicia es una mujer de 40 años. No demuestra la edad que tiene, parece aún mayor. Viuda y madre de tres hijas, solo desea que estas sean felices.

Julia es la hija mayor, tiene 18 años y esta cursando el último año del secundario. Estudia en un colegio pupilo en las afueras de la ciudad. Responsable, madura y de personalidad fuerte, había dicho que no quería que la visiten, a excepción que surja algún problema. A ella le sigue Lucía, la hija del medio. Tiene 15 años y vive la plena adolescencia. Extrovertida y simpática, pasa la mayor parte del tiempo en la casa de sus amigas. La hija menor, Emilia, tiene 11 años y es tímida. Ayuda a su madre en todos lo quehaceres de la casa y se refugia mucho en ella.

Alicia, a pesar de sus problemas, decide reconstruir su vida. Ya era hora de dejar todo su sufrimiento de lado y empezar a disfrutar la vida.
Esa tarde, aprovechando que sus hijas estaban en el colegio, se dirigió a un local a comprar ropa. No sabia que cuando estaba comprando la ropa, iba a ser con la que al otro día iban a velarla. No sabía que el precio de ese pantalón, iba a costar más de lo que el vendedor le decía. No sabía ni siquiera, que no había podido despedirse de sus hijas. No haber demostrado sus verdaderos sentimientos con sus hijas, después de todo sirvió. Ella no quería preocuparlas a sus hijas. Verlas felices a ellas fue su objetivo en la vida y mantenía el deseo de verlas unidas. Al salir del local, la tragedia se produjo. Un accidente automovilístico tuvo como victima a ella. Minutos antes, nadie pensaba cuando apenas marchó con la inocencia del que dice hasta mañana, que esa mujer iba a terminar dejando solas a tres hijas.

Lucía, fue la primera de las hijas en enterarse de la muerte de su madre. Lo primero que hizo fue ir a buscar a Emilia, la menor de sus hermanas. No sabía como decírselo. Pensó en irse lejos de todo. Recogió a su hermana y le dijo que se iban de viaje. Su decisión estaba tomada.
Sus ojos llorosos, contemplaban a través del vidrio del colectivo, el paisaje de la ciudad que se diluía. Fue ahí cuando vio el colegio de su hermana mayor. Se acordó de su madre y del único deseo que tenia, el que siempre les decía. El deseo de que estén unidas.
Rápidamente le ordenó al chofer del colectivo que se detenga. Bajó con su hermana y se dirigió hacia el establecimiento. Fue ahí cuando vio a Julia. Esta, apenas las vio, se dio cuenta de que algo pasó. Corrieron y se dieron un abrazo interminable. Lloraron y se contuvieron mutuamente. Sus hijas recuerdan a su madre como una persona feliz. Que siempre tuvo una sonrisa para todo. A veces, una mentira que haga feliz a las personas que uno quiere, vale más que una verdad que les amargue la vida. Así es, la madre había dejado solas a tres hijas. Solas pero unidas.

Nota: Gracias a el sitio web losmejorescuentos.com por subir el cuento a su página.




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