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24 abril, 2008

¿Estoy loco o qué?


Algunos albergan temores irracionales; otros, sentimientos de culpa; otros más, un complejo de superioridad. Sufren de ansiedad, insensibilidad, euforia, depresión, ira y amor. Pero, claro, lo mismo nos pasa a todos porque somos humanos, imperfectos y pintorescos a nuestro peculiar estilo, y porque, bien mirado, la “normalidad” no existe.
Aun así, hay que distinguir entre las conductas raras aceptables y aquellas que causan problemas y deben corregirse. Es muy tenue la línea entre lo excéntrico y lo patológico. Consultamos sus casos con eminentes psiquiatras y psicólogos, y he aquí el dictamen de sus distintos grados de locura.

P.¿Por qué me retuerzo el cabello con un dedo siempre que leo, y sólo cuando leo?

P. Tengo 47 años y me encanta el tacto del raso. De chico acariciaba el ribete de raso de la colcha mientras me chupaba el dedo. Ahora llevo siempre un pañuelo de ese material y lo acaricio en el bolsillo. Me calma. ¿Estoy loco?

Alégrese de no tener tricotilomanía, el hábito malsano de arrancarse mechones de pelo de la cabeza, las cejas y otras partes velludas del cuerpo. Su conducta es una rareza inofensiva y tal vez muy útil: quizá la haya adoptado como un mensaje no verbal, dirigido a quienes te rodean, para decir “¡Déjenme en paz! Estoy leyendo”. Según la psicóloga Marianne LaFrance, de la Universidad Yale, “los hábitos de automanipulación como retorcerse el cabello son mensajes sutiles que enviamos a los demás para que no se acerquen. Si una persona se mira sin cesar las uñas o tamborilea con la punta del pie, nos expresa que no quiere hablar con nosotros”.
En absoluto, dice Lori Perman, doctora en psicología y psicoterapeuta de Santa Mónica, California. “La mayoría de la gente nunca supera la necesidad de consuelo, sólo que la satisface con comportamientos más adultos que el de llevar siempre a rastras una mantita de bebé”. Antes bien, si no halláramos la manera de relajarnos y aliviar el estrés cotidiano, enloqueceríamos. Demasiados adultos recurren a consuelos nocivos, como fumar o comer en exceso. Un poco de acariciar raso en privado no afecta a nadie.

P. Cuento todo: los escalones del lugar donde trabajo (23), los paneles del techo (96), las ondas de la cortina (14). En el consultorio del dentista cuento ¡hasta las repeticiones de las flores de papel de la pared! Debo estar tocado.

En absoluto, dice Lori Perman, doctora en psicología y psicoterapeuta de Santa Mónica, California. “La mayoría de la gente nunca supera la necesidad de consuelo, sólo que la satisface con comportamientos más adultos que el de llevar siempre a rastras una mantita de bebé”. Antes bien, si no halláramos la manera de relajarnos y aliviar el estrés cotidiano, enloqueceríamos. Demasiados adultos recurren a consuelos nocivos, como fumar o comer en exceso. Un poco de acariciar raso en privado no afecta a nadie.

William Speed Weed, Revista Selecciones. Edición Octubre 2007.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No sé si las fuentes psicológicas son ciertas: de ser así, se me acaban de caer los mitos de Yale y Santa Mónica. De no serlo, es demasiado peligroso todo lo que escribes.
La tricotilomanía es un trastorno de control de impulsos codificado en el Manual Diagnóstico de la Asociación Americana de Psicología, el DSM. Suele aparecer por estresores externos y es difícil deshacerse de él: no es un "hábito malsano" sino un trastorno. Y tampoco es una señal de "no quiero que s eme acerquen", sino de "tengo una activación exacerbada en mi cuerpo y necesito aliviarla". De hecho, pacientes en postoperatorio, pueden acabar teniendo tricotilomanía.
Sobre la repetición en el conteo de escalones, etc, no es "superar la necesidad de consuelo", sino otro trastorno, esta vez de ansiedad, llamado TOC: obsesivo compulsivo. No es raro tenerlo, pero tampoco adaptativo: se trata de conductas automáticas provocadas por pensamientos intrusivos que solo tienen el sentido de aliviarnos una ansiedad, pero que nos deterioran, consumen tiempo... y necesitan terapia.
Así que esta simplificación me ha parecido ridícula y peligrosa. Te recomendaría que te informaras antes de postear.
Nereida, estudiante de psicología.