Conoció a su padre sólo por fotografías en blanco y negro. Y fue recién en su visita en estos días a Viena cuando Camilo Guevara (48), hijo del ídolo de la Revolución Cubana Ernesto Che Guevara, supo que también había una imagen color de él.
Sus recuerdos sobre uno de los héroes de la Generación del 68 son sin embargo pálidos: "Tenía apenas tres años de edad cuando el Che viajó al Congo, y cuando regresó, nosotros los niños no podíamos siquiera saber que él estaba en La Habana y era nuestro padre".
Director del Instituto Ernesto Guevara de la capital cubana, Camilo Guevara se encarga de resguardar la herencia que dejó aquel hombre asmático y fanático de los cigarros, quien como nadie más se convirtió en ídolo de generaciones enteras de izquierdistas en todo el mundo.
En Cuba es bueno llamarse Guevara. "La mayor parte de los cubanos venera hoy día al Che, en sus corazones siguen siendo revolucionarios. Al menos la mayoría...", admite. Sin embargo, no quiere ser fotografiado delante de un gran poster del Che Guevara en la galería de arte.
Camilo es el mayor de los cuatro hijos que el Che tuvo con su segunda esposa, Aleida March. La hija mayor del guerrillero, Hildita, nacida en 1956 fruto de su primer matrimonio con Hilda Gadea, murió en 1995 a causa de un cáncer.
Para Camilo es "un fenómeno" el hecho de que su padre haya alcanzado semejante grado de popularidad como revolucionario. ¿Habrá sido porque su rostro con el cabello desarreglado, la boina y su barba desprolija es muy fácil de recordar? Casi ningún otro retrato ha sido plasmado tanto sobre la piel, en camisetas, posters o banderas como el del Che Guevara.
"Quizás, porque él fue un hombre con ideales elevados. No luchó por la revolución en sí misma, sino que siempre se preocupó por el pueblo", explica su hijo. El Che Guevara fue un guerrillero "pero cada domingo realizaba trabajo social cuando estaba en su casa en Cuba". A esto se suma también "su apariencia superficial, su indolencia".
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